Proyecciones de flujos de caja I: Introducción


Estimado Lector,

A menudo nos encontramos con ideas que parecen geniales pero que, por algún motivo, no se consiguen plasmar en un negocio con futuro. Muchas veces sucede que, aunque la idea tiene muy buena pinta, los promotores no consiguen obtener la rentabilidad esperada de la misma o, simplemente, no hay forma de cuadrar los números.

Para distinguir estas ideas irrealizables de aquellos proyectos que pueden ser rentables es importante el plan financiero. En todo plan financiero se trata, principalmente, de determinar la viabilidad de la empresa o proyecto. Básicamente, en el área financiera queremos saber si los flujos que se van a generar son superiores a los desembolsos que se deben realizar. Por este motivo, se puede decir que una estimación de los flujos de efectivo y/o un presupuesto de tesorería es la parte más importante del plan financiero, ya que en él se recoge la entrada y salida de flujos de la compañía.


En primer lugar, conviene distinguir entre la estimación de los flujos de efectivo y el presupuesto de tesorería. Como ya vimos anteriormente, en este ámbito no suelen existir definiciones exactas para los términos, aunque sí puede haber cierto consenso entre los profesionales a la hora de referirse a ellos.

El presupuesto de tesorería se utiliza principalmente para evitar desajustes de caja a corto plazo. El plazo que suele proyectarse es de 1 año, con un detalle mensual. Se pretende por tanto asegurar que habrá fondos disponibles para hacer frente a los pagos, y detectar excedentes de tesorería, para poder gestionarlos de manera que generen rentabilidad adicional. Por tanto, el presupuesto de tesorería es una herramienta de gestión interna y habitual de la compañía, imprescindible para su funcionamiento. Sin embargo, cuando hablamos de planes de viabilidad y financieros, normalmente ponemos el ojo sobre un plazo más largo, por lo que solemos hablar de estimación de flujos de caja.

Al estimar los flujos de caja o efectivo realizamos una proyección a varios años de los flujos de entrada y salida, llegando a unos flujos netos para cada periodo. De esta forma, podemos concluir si el proyecto es viable en el plazo analizado, y si la rentabilidad que se espera que genere compensa los riesgos de acometerlo.

La estructura que sigue la estimación de los flujos de caja es habitualmente la que se utiliza contablemente. En ella se distingue, según el origen de la entrada o salida de caja, entre flujos de explotación, de inversión o de financiación. Los flujos de explotación u operativos incluyen todos aquellos relacionados con la actividad ordinaria de la empresa. Los flujos de inversión recogen salidas y entradas de efectivo por inversiones y desinversiones realizadas. Los de financiación, por su parte, se refieren a variaciones por aumento o disminución en el pasivo o patrimonio neto de la compañía.

Para hacer un análisis de flujos de caja normalmente se hacen estimaciones de unos 10 años aproximadamente, por ser este un plazo lo suficientemente largo para que los flujos de caja de un proyecto sean más estables, superando la incertidumbre inicial, y no excesivo, para que la estimación sea más fiable. En todo caso, según el tipo de negocio o proyecto, este plazo puede variar sensiblemente.

Recibe un cordial saludo.

Fuente de la imagen: http://es.123rf.com

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