Estimado lector,
Al comenzar un plan financiero,
te puedes encontrar un poco abrumado por la magnitud de la tarea que tienes
ante ti. La mejor forma de vencer ese posible bloqueo inicial es, como en
cualquier trabajo, empezar por tener claro por qué estamos haciendo el plan
financiero. Hay que preguntarse en qué situación estamos: queremos pedir un
préstamo o subvención para realizar nuevas inversiones, captar capital de
inversores, queremos analizar la viabilidad de nuestra idea,… El hacernos esta
pregunta nos llevará a un punto fundamental de todo plan financiero, el
destinatario final del plan: un banco, posibles inversores, entidades públicas,
usuarios internos,... En función de estas respuestas, habrá que hacer más
énfasis en algunos aspectos que en otros del plan financiero.
Las entidades financieras utilizan los planes financieros para, en el
contexto de un plan de viabilidad, entender bien el negocio para el que se pide
financiación, y poder decidir con más precisión si el proyecto es viable y va a
permitir la devolución de la deuda con los intereses correspondientes. Podemos
ver, entonces, que de la realización de un buen plan de viabilidad, en general,
y especialmente del plan financiero, depende en gran medida la obtención de
financiación para el proyecto y, por tanto, la posibilidad de llevarlo a cabo. Si
el destinatario del plan es un banco, habrá por tanto que centrarse en la
capacidad de generación de flujos de caja desde el momento en que la deuda sea
exigible, de modo que quede garantizada la devolución de la misma.
Otra opción para conseguir
financiación para nuestro proyecto es acudir a un organismo público, al que solicitar un préstamo, subvención, avales
para la concesión de préstamos,.... En este caso, siempre será necesario
demostrar en el plan financiero la viabilidad de la idea pero, dadas las
particularidades del agente externo interesado en el negocio, puede ser
importante recalcar otros factores. Así, por ejemplo, típicos aspectos que se
tienen en cuenta por organismos públicos son la inversión en I+D, la generación
de empleo, o los criterios medioambientales y de sostenibilidad. Para hacerse una
idea más concreta que garantice una mayor probabilidad de éxito habrá que ver
en detalle las condiciones del programa, de forma que le demos la importancia
debida en nuestro plan financiero.
Si el plan financiero va
orientado a posibles inversores,
debe recoger claramente la financiación que se necesita de los mismos. En el
caso de una startup, las proyecciones de flujos de caja a medio y largo plazo
cobran especial importancia, ya que el plan se centraría en la viabilidad y
beneficios futuros de una compañía que puede tener pérdidas en los primeros
periodos. Cuando los inversores son sociedades de capital riesgo o similares,
que invierten en fases tempranas del desarrollo de la empresa, también debe plantearse
la estrategia de salida por la cual los inversores saldrían de la empresa y
obtendrían los rendimientos de su inversión.
Para los usuarios internos, un plan de viabilidad que incluya un estudio
económico financiero debe servir para analizar la idea de negocio y evaluar la
viabilidad económica y técnica. El añadir análisis de la rentabilidad de la
inversión, estudios de sensibilidad y ratios financieros puede ser
especialmente interesante en estos casos para completar la visión de gestión de
la compañía.
Por último, un caso particular en
el que se hace necesaria la realización de un plan de viabilidad y su
correspondiente análisis económico financiero es el de concurso de acreedores. En este contexto, se requiere especificar
los recursos necesarios para la viabilidad de la empresa, además de describir
de qué modo se espera obtenerlos.
En los siguientes artículos,
terminaremos de definir los aspectos preliminares de cara a realizar nuestro plan
financiero y profundizaremos en cada una de las partes que lo componen.
Recibe un cordial saludo
Fuente de la imagen: http://es.123rf.com
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